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¿Astronauta peruano por un día? Ingeniero cusqueño participó en misión de microgravedad

Avid Román González es el ingeniero cusqueño que fue uno de los protagonistas del vuelo parabólico realizado en Francia el pasado 17 de octubre. El peruano de 41 años tuvo la oportunidad de vivir la experiencia de un astronauta, junto a un equipo internacional de investigadores que buscan averiguar los efectos de la microgravedad en los seres humanos.

¿En qué consiste la experiencia de astronauta?

Según información recogida por agencia Andina, Avid Román, quien es doctor en procesamiento de señales e imágenes y formado en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, fue parte de la tripulación de un vuelo parabólico de investigación que se llevó a cabo por la empresa Air Zero G de Novespace.

Según precisó para el medio en cuestión, un vuelo parabólico es una actividad que simula las condiciones de microgravedad que llegan a experimentar los astronautas en el espacio y es un escenario de vital importancia porque dispone de una alternativa terrestre más económica, diferenciados por breves períodos de ingravidez mediante trayectorias aéreas con forma de parábola.

Para la misión se emplearon aviones Airbus 310 modificados encargados de realizar trayectorias parabólicas y el interior está especialmente acolchado para la seguridad de los tripulantes (fueron 40 personas divididas en los grupos Marte, Júpiter, Saturno y Luna).

“La fase de caída libre en la cima de la parábola genera microgravedad y es en ese momento donde empezamos a flotar como si estuviéramos en el espacio. En cada parábola tenemos entre 20 a 25 segundos de microgravedad. En total hicimos 16 parábolas durante el vuelo que duró 1 hora”, señaló Román González para Andina.

Se diseñó una secuencia gradual para facilitar la adaptación del cuerpo a las diferentes condiciones gravitacionales. Según Avid, su principal objetivo es analizar cómo varían los signos vitales, como el pulso, presión arterial, oxigenación, entre otros, en condiciones de ingravidez.

“Esto es crucial para garantizar la salud de los astronautas que residen de forma permanente en la Estación Espacial Internacional, ante cualquier eventualidad. Hemos captado bastante información con los diferentes sensores, ahora estamos en proceso de análisis y los resultados preliminares muestran efectivamente que sí hay una variación. Sin embargo, todavía falta analizar en profundidad qué significan estas variaciones y si se correlacionan con etapas específicas del vuelo. Se espera que para fines de noviembre se tengan los resultados completos”, añadió el ingeniero.