Las Naciones Unidas alertó sobre el auge del comercio criminal de otras especies menos conocidas de fauna y flora silvestre, en contraste al tráfico ilegal de marfil de elefantes y cuerno de rinoceronte, que ha caído en la última década.
El Informe Mundial sobre Crímenes contra la Vida Silvestre, publicado por la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD), revela que, a pesar de ciertos avances, esta actividad criminal no muestra signos de disminuir.
"Los delitos contra la fauna y la flora silvestres infligen daños incalculables a la naturaleza y también ponen en peligro la salud pública, la buena gobernanza y la capacidad de nuestro planeta para luchar contra el cambio climático", declaró Ghada Waly, directora ejecutiva de la ONUDD, al presentar el informe.
El documento analiza el impacto del tráfico ilegal de especies protegidas, un delito que mueve miles de millones de dólares cada año y que atrae al crimen organizado porque en muchos países las penas con las que se castiga son muy bajas.
Aunque este informe de la ONU no ofrece estimaciones sobre las cifras que mueve el crimen organizado con esta actividad, se considera la cuarta más lucrativa después del tráfico de drogas, la trata de seres humanos y el comercio ilegal de armas.
Lo que sí cita el documento es un estudio de 2019 del Banco Mundial que calcula que los gobiernos pierden entre 7.000 y 12.000 millones anuales en ingresos fiscales por el comercio ilegal de madera, pesca y otras especies animales.