El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) devolvió a su hábitat a un cóndor andino que hace tres meses fue encontrado intoxicado en una carretera que une los distritos de Turpay y Oropesa, en Abancay.
Apusinchi, que en castellano significa “dios valiente”, retornó a la naturaleza gracias una larga rehabilitación. Cuando fue hallado, presentaba secreciones en los ojos y en las fosas nasales, bajo peso y deshidratación, evidentes signos de un posible envenenamiento.
El ejemplar de unos seis años voló a su espacio natural desde el Mirador de Capitán Rumi, en el Cañón de Apurímac, sobre los 3,040 metros sobre el nivel del mar. De este modo, será monitoreado mediante un transmisor GPS, que le fue puesto para conocer sus actividades durante su ciclo biológico y, así, obtener mayores datos de sus hábitos, como saber a qué altitud vuela, dónde duerme, las rutas que recorre, entre otros aspectos.
Según el último censo, Apurímac es el tercer departamento con más cóndores registrados a nivel nacional. Una de las principales amenazas a estas poblaciones del cóndor andino es la afectación por el consumo de carne envenenada, así como los conflictos con agricultores y ganaderos y su captura con diferentes fines.