Los obispos de la iglesia católica de El Salvador protestaron por un posible retorno de la minería metálica al país, una actividad que hasta ahora está prohibida en favor del medioambiente, espacios naturales y comunidades nativas.
El rechazo fue contundente ante la posibilidad de que el presidente de dicha nación, Nayib Bukele, se mostrara a favor de reactivar los procesos extractivos. A inicios de diciembre, el mandatario pidió a los salvadoreños que confíen en su Gobierno.
"Estamos muy preocupados por el anuncio que ha hecho el Gobierno sobre la posible activación de la explotación minera en nuestro país", por lo que "ratificamos nuestra posición totalmente contraria a la derogación de la Ley de prohibición de la Minería metálica aprobada en marzo del año 2017", indicaron en un comunicado.
Los prelados señalaron que se manifiestan únicamente el bien del pueblo, sin querer contradecir al señor presidente, ni favorecer la oposición política.
De igual forma resaltaron que El Salvador "es el segundo país con mayor deterioro ambiental en todo el continente americano por lo que la minería tendría un impacto de gravísimas consecuencias sobre los pocos recursos hídricos de nuestro país y por consecuencia en la salud, en la vida de los salvadoreños y en la biodiversidad".
Advirtieron además que la franja territorial que supuestamente contiene el oro se encuentra al norte del país y su activación "contaminaría los mantos acuíferos, incluyendo el río Lempa", el más grande y que abastece al menos al 50 % de la población.
"En un país tan pequeño y poblado como el nuestro, el efecto negativo se multiplicaría" y "con el mejor deseo para todos, expresamos nuestro no rotundo, a la explotación minera en el país", subrayaron los obispos, incluyendo al cardenal Gregorio Rosa Chávez.