Especialistas peruanos realizan un exhaustivo estudio en el glaciar de la quebrada de Llaca, ubicado en la Cordillera Blanca, en la región Áncash, con el objetivo de evaluar el impacto del cambio climático en el retroceso glaciar y en los ecosistemas de montaña.
El despliegue es impulsado por el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem), indicó su directora ejecutiva, Beatriz Fuentealba Durand. La funcionaria señaló que el macizo en cuestión es especial porque presenta dos secciones, como el "glaciar limpio", de apariencia blanca y brillante, y el "glaciar cubierto", donde el hielo permanece oculto bajo una capa de tierra y nieve.
Estas características permiten analizar de manera detallada los procesos de derretimiento y el aporte de agua que generan, señaló “Queremos ver cómo funciona ese derretimiento y el aporte que genera de agua, con la idea de poder prepararnos ante los impactos del cambio climático”, explicó.
Además del monitoreo del glaciar, los especialistas están evaluando los ecosistemas asociados, como las plantaciones de queñual, para entender su aporte hídrico. Fuentealba destacó que el trabajo se apoya en estaciones meteorológicas instaladas en la zona, que permiten medir variables como la lluvia y la temperatura, proporcionando datos clave sobre el comportamiento del agua y la relación entre los bosques y la disponibilidad hídrica.
“Hay trabajos que estamos haciendo con estaciones meteorológicas para saber cómo funciona la lluvia y determinar cómo se está comportando el agua y ver cuál es aporte de estos bosques, y poder dar mensajes más claros sobre la importancia de conversarlos”, mencionó.
El Inaigem ha instalado estaciones de monitoreo no solo en Llaca, sino también en otros glaciares del país, como los de la Cordillera Vilcanota y la Cordillera de la Guayana. Estos esfuerzos buscan generar información científica precisa que ayude en la toma de decisiones sobre la conservación de los glaciares y la adaptación frente al cambio climático.