El gobierno de República Checa ahorró al menos 1,2 millones de euros gracias a una familia de castores que construyeron una serie de diques en un importante humedal, una obra que venía siendo retrasada durante años por las autoridades.
"Un proyecto de revitalización tenía un objetivo similar, pero resultó innecesario, ya que los castores fueron más rápidos", señaló a EFE Bohumil Fiser, director de la Agencia de Protección de la Naturaleza y el Paisaje de República Checa.
Tras un lento proceso burocrático, en el que hubo que negociar la situación del terreno con dos empresas estatales, se logró al final el permiso de obra, pero los trabajos no habían comenzado pese a que las actividades de los castores las hicieron innecesarias.
De esta forma, los animales le han ahorrado a las arcas públicas de la República Checa unos 1,2 millones de euros, explicó Fiser.
Esta obra de "ingeniería animal" se ejecutó en la zona de los Montes Brdy donde nace el río Klabava. Allí se encuentra un viejo estanque artificial, con una extensión de 118 hectáreas y cuyo origen se remonta a 1565.
Toda esa zona necesitaba revitalizar los humedales bajo el estanque, de manera que en época de riadas se evite que el suelo se erosione demasiado y cree situaciones de peligro para los visitantes.
Es aquí donde juegan su papel los castores, cuyos diques son muy demandados ahora por el cambio climático, puntualiza Fiser.
"Sus presas retienen el agua en el paisaje, disminuyen los picos de caudal durante las lluvias intensas y pueden reducir el riesgo de inundaciones", asegura el experto.
Los castores construyen presas para elevar el nivel del agua en las zonas donde se mueven, ya que se sienten ahí más seguros, y necesitan tener las entradas a sus madrigueras sumergidas.