Las sardinas consumen cada vez más microplásticos debido a alteraciones en sus hábitos alimentarios provocadas por la contaminación y al cambio climático, determinó un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
El informe, desarrollado por investigadores de las áreas de Salud de Ecosistemas y Animales Acuáticos (SEAaq) de la casa de estudios, y publicado en la revista Sciencedirect y señala que la alimentación de la especie está cambiando por la reducción del tamaño del plancton, lo que empeora su sustento y aumenta las probabilidades de que consuman más desechos, como los mencionados.
Las causas del declive que han experimentado las poblaciones salvajes de sardina europea (Sardina pilchardus) en las últimas décadas están principalmente relacionadas con cambios en las comunidades planctónicas, apuntan las hipótesis desprendidas del estudio.
El hecho de que las sardinas ingieran fibras de plástico en su medio es un factor adicional que se debe tener en cuenta para la salud de sus poblaciones.
No obstante, los investigadores aseguran que el consumo de pescado no representa una fuente preocupante de microplásticos para los seres humanos.
La cantidad de fibras plásticas ingeridas a través de productos como las sardinas frescas, explican, es mínima en comparación con otras vías, como el uso de envases de plástico, las fibras sintéticas de la ropa o el polvo ambiental que puede acabar en los alimentos.
Además, "los microplásticos se concentran en el estómago y los intestinos de los peces, una parte que suele descartarse durante la limpieza y preparación", señalan los especialistas.