Al menos 43 personas perdieron la vida debido las inundaciones y los deslizamientos de tierra provocados por las lluvias torrenciales que, desde la semana pasada afectan a la ciudad de Kinsasa, capital de la República Democrática del Congo (RDC).
"El número de víctimas alojadas en los diferentes puntos de acogida ha subido a 2.956 personas, mientras el número de muertes es 43 y 46 personas han sido hospitalizadas", confirmó el Ministerio del Interior congoleño.
Las autoridades aseguran que los "trabajos de reparación" siguen en marcha para arreglar "infraestructuras esenciales" dañadas por las precipitaciones, incluyendo las redes de suministro de agua y electricidad.
"Las últimas previsiones meteorológicas indican que el mal tiempo va a continuar, por lo que hay que extremar la vigilancia, particularmente en las zonas identificadas como de alto riego", alertó dicho sector.
Así, el Gobierno recomendó a la población abandonar las casas afectadas por la catástrofe, prestar atención a los cables eléctricos cortados y no atravesar las aguas estancadas, para evitar el riesgo de ahogo, electrocución o transmisión de enfermedades como el cólera y otras infecciones.
Según informaron las autoridades, se ha puesto en marcha una "célula de gestión de crisis" para coordinar el plan de evacuación y varios organismos participan en el traslado de las víctimas, incluyendo el Ejército, la Dirección General de Migración o la Dirección General de Aduanas e Impuestos Especiales, así como organizaciones humanitarias.
El desastre ha dejado calles y casas completamente inundadas y destruidas por el agua, lo que ha dejado a muchas personas sin un hogar al que volver, además de arrasar puentes y otras infraestructuras.
"Es la primera vez que vivimos algo así en los 20 años que llevo aquí. (…) Vimos cómo las aguas de la lluvia subían y entraban en las casas. Era imposible detenerlo (...) Es algo horrible de ver", relató a EFE Gisèle Ntuma, vecina de la comuna de Masina.