En medio del desierto del norte peruano, el Proyecto Olmos convirtió tierra estéril en campos fértiles y productivos. Desde su implementación, ha permitido irrigar más de 24,000 hectáreas en las llamadas Tierras Nuevas y 500 hectáreas en el Valle Viejo. Además de impulsar la agroexportación, generó alrededor de 70,000 empleos directos, dinamizando la economía regional y cambiando la vida de miles de familias.
Para agricultores como Don Audias Tiquillahuanca, que han trabajado la tierra por generaciones, el agua del trasvase fue sinónimo de esperanza. Cultivos diversos comenzaron a prosperar. Muchas familias pudieron garantizar la alimentación en casa, enviar a sus hijos al colegio y proyectar un futuro más estable. Durante más de una década, Olmos fue considerado un ejemplo de desarrollo sostenible.
Hoy, sin embargo, ese modelo enfrenta una amenaza estructural. La Presa Limón —clave para el sistema de irrigación de Olmos— ha perdido más del 75 % de su capacidad operativa. Aunque fue construida para almacenar 44 millones de metros cúbicos de agua, actualmente solo puede retener 11 millones. La deficiente operación y mantenimiento realizada por el operador actual, el consorcio Trasvase Olmos (CTO) del Grupo Novonor (antes ODEBRECHT) es la causa del colapso de esta importante obra hidráulica.
Los efectos ya se sienten en el día a día de los agricultores. En los últimos meses, algunos sectores han llegado a pasar hasta siete días sin recibir agua, lo que ha provocado pérdidas en las cosechas y un creciente clima de incertidumbre en las comunidades rurales. “Si no tenemos agua, no tenemos vida; no hay manera de hacer agricultura”, advierte Don Audias. Esta situación amenaza seriamente los ingresos familiares, la seguridad alimentaria y la continuidad del trabajo en el campo.
Para evitar una crisis mayor, los agricultores exigen al Gobierno Central y al Gobierno Regional de Lambayeque tomar medidas urgentes: elevar la presa hasta los 85 metros de altura, dragar la presa, garantizar el trasvase de agua, contratar un nuevo operador y convocar una licitación pública internacional para elegir un nuevo concesionario. De no intervenir de inmediato, se estima que la presa limón dejará de funcionar hacia 2028. El futuro de Olmos —y de las miles de familias que dependen de su agua— está en juego. La advertencia está hecha. Es hora de actuar.
Conoce en este video por qué la situación en Olmos exige medidas inmediatas.
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