La población de aves de Norteamérica está experimentando un declive de al menos el 25 % desde 1970 y es, paradójicamente, más notorio en aquellas zonas donde estas especies deberían estar prosperando.
Así lo constató un estudio liderado por científicos de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, y que fue publicado en la revista Science.
Los investigadores del Laboratorio de Ornitología de dicha casa de estudios recopilaron datos de más de 36 millones de observaciones de aves compartidas en el programa eBird, del citado laboratorio, además de múltiples variables ambientales. El análisis reveló un complejo mosaico de dinámicas poblacionales locales.
Así, las tendencias generales muestran que el 75 % de las especies de aves están disminuyendo en toda su área de distribución, y el 65 %, de forma significativa.
Sin embargo, los descensos de población no son uniformes en toda esa área; casi todas las especies (97 %) tenían algunas zonas en las que las poblaciones están aumentando, un signo positivo que puede ayudar a orientar las medidas de conservación.
Cabe destacar que las poblaciones de aves se están reduciendo más rápidamente en los lugares donde siguen siendo más abundantes, precisamente donde deberían prosperar.
El 83 % por ciento de las especies que examinaron (en total 495 entre 2007 y 2021) están perdiendo un porcentaje mayor de su población donde son más abundantes, recalcan los autores. Este patrón sugiere que "incluso los bastiones de las poblaciones de aves ya no están a salvo".
Los descensos son especialmente graves en aves que crían en praderas y zonas áridas, y están más estrechamente ligados a la abundancia local que a la posición geográfica dentro del área de distribución de una especie.
Esto apunta al estrés ecológico -cambio climático y pérdida de hábitats- como principal motor del declive. Los hábitats que albergan poblaciones abundantes pueden ser más vulnerables a estas presiones, mientras que las especies de hábitats marginales pueden ser más resistentes.
"No se trata sólo de pequeños cambios, sino de poblaciones que disminuyen donde antes eran muy abundantes. Lugares que antes ofrecían un hábitat y un clima ideales para estas especies ya no son adecuados", añade en un comunicado la investigadora Alison Johnston.