Solución impensada. Los excrementos de los pingüinos liberan amoníaco que ayuda a formar nubes sobre la Antártida, lo que posiblemente frena el cambio climático en la región, apuntó un reciente estudio.
La investigación, publicada en Communications Earth & Environment, concluye que el amoníaco liberado por el guano puede ayudar a formar nubes que aíslan la Tierra y evitan que se derrita el hielo marino.
Investigadores de la Universidad de Helsinki pasaron dos meses en la península Antártica midiendo el aire cerca de una colonia de 60.000 pingüinos Adelia. Cuando los vientos soplaban en dirección a la colonia, los niveles de amoníaco en la atmósfera se disparaban más de 1.000 veces por encima de los niveles de referencia.
El amoníaco del guano reacciona con los gases sulfurosos emitidos por el fitoplancton marino, formando partículas de aerosol que generan nubes. Estas nubes reflejan la luz solar y ayudan a enfriar la superficie, un proceso que podría ralentizar el deshielo de los glaciares y el retroceso del hielo marino.
Los pingüinos actúan como "grandes emisores" de este amoníaco, explica el autor principal, Matthew Boyer. "Existe una profunda conexión entre los procesos ecosistémicos, tanto la actividad del fitoplancton oceánico como la de los pingüinos, y los procesos atmosféricos que pueden tener un impacto en el clima local", declaró a ABC News.
Incluso después de la migración de los pingüinos, el guano persistente sigue emitiendo amoníaco. En un caso, los investigadores observaron un banco de niebla que duró tres horas tras un pico de concentración de aerosoles.