Más de 700 personas perdieron la vida por las lluvias del monzón e inundaciones que desde hace varios días afectan a varias regiones de Pakistán, confirmaron los últimos balances oficiales.
Los mismos reportes confirmaron, además, que los equipos de rescate siguen buscando a más de un centenar de desaparecidos en el noroeste del país.
El último informe de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA, por sus siglas en inglés) actualizó este martes la cifra total de fallecidos a 706, y la de heridos a 958, desde el 26 de junio pasado.
La provincia noroccidental de Khyber Pakhtunkhwa es, con diferencia, la más castigada, acumulando 427 de los fallecidos totales. La búsqueda de al menos 150 desaparecidos continúa este martes, principalmente en los distritos de Buner y Shangla, epicentros de la tragedia del fin de semana, en una lucha contra el tiempo en un área montañosa y remota donde las riadas destruyeron viviendas y puentes.
Hasta la fecha, las lluvias han dañado o destruido 2.934 viviendas en todo el país, han provocado la pérdida de 1.108 cabezas de ganado y han afectado a más de 450 kilómetros de carreteras y 152 puentes, aislando a numerosas comunidades y complicando las labores de rescate.
Según el análisis de la NDMA, las principales causas de muerte en esta temporada han sido los colapsos de viviendas y las inundaciones repentinas. En las regiones montañosas del noroeste, las lluvias torrenciales convierten los arroyos en violentos torrentes de lodo y rocas que arrasan aldeas enteras.
El presidente de la NDMA, el teniente general Inam Haider, advirtió que la situación seguirá siendo "precaria" hasta finales de agosto. "El país sigue en riesgo de nuevas lluvias torrenciales, con dos o tres episodios adicionales probables en las próximas semanas", afirmó.