El turismo y las bases de investigación están contaminando la Antártida, acelerando el deshielo y poniendo en peligro sus frágiles ecosistemas, reveló un contundente estudio publicado en las últimas horas en la revista 'Nature Sustainability'.
El documento en cuestión señala advierte de que el aumento del turismo y la expansión de las bases de investigación están contaminando el continente austral, acelerando el deshielo y amenazando ecosistemas frágiles.
Investigadores de Chile, Alemania y los Países Bajos recorrieron durante cuatro años 2.000 kilómetros de la Antártida para medir la contaminación. Descubrieron que en las zonas donde los humanos tienen una presencia activa, las concentraciones de metales tóxicos como el níquel, el cobre y el plomo son ahora 10 veces superiores a las de hace cuatro décadas.
"La creciente presencia humana en la Antártida suscita preocupación por los contaminantes procedentes de la combustión de combustibles fósiles, incluidos los procedentes de barcos, aviones, vehículos e infraestructuras auxiliares", escriben los autores.
El turismo antártico se ha disparado. Menos de 8.000 personas la visitaban anualmente en la década de 1990. Pero durante la temporada 2023-24, fueron más de 124.000, según la Asociación Internacional de Operadores Turísticos de la Antártida (IAATO), la agencia que supervisa el turismo en el continente.
Las proyecciones menos conservadoras sugieren que esta cifra podría alcanzar los 450.000 en 2034. En esa única temporada, 55 operadores turísticos realizaron casi 570 viajes a la región. Alrededor de dos tercios eran pasajeros de buques de expedición más pequeños que permiten desembarcar en el continente.
Por el momento, en la temporada 2024-25, 118.491 turistas han viajado a la región. Más de 80.000 han pisado suelo antártico, y unos 36.000 lo han visto desde la cubierta de algún barco.