Cada persona podría inhalar del aire hasta 68.000 partículas de microplástico por día, muchas de ellas lo suficientemente pequeñas como para penetrar profundamente en los pulmones y viajar por el organismo.
Así lo reveló una investigación publicada recientemente en la revista Plos One. El hallazgo pone énfasis en un espacio poco explorado, como es el aire que respiramos en interiores.
Los microplásticos son partículas diminutas que provienen de la degradación de productos plásticos o que han sido fabricadas directamente en ese tamaño para usos industriales y de consumo. Ya se han detectado en alimentos, agua, sangre e incluso en la placenta humana. Ahora, este estudio demuestra que también están presentes en el aire de espacios cerrados, como hogares y vehículos.
El 90 % del tiempo lo pasamos bajo techo, donde la concentración de microplásticos es mayor. Los investigadores encontraron que las concentraciones de microplásticos en interiores son significativamente más altas que en exteriores.
Esto se debe a que materiales como ropa sintética, alfombras, utensilios de cocina y muebles plásticos liberan partículas que quedan suspendidas en el aire. Acciones cotidianas como caminar, sentarse o abrir una ventana pueden remover partículas acumuladas, aumentando la exposición.
Las partículas más preocupantes son aquellas que miden entre 1 y 10 micrómetros, unas siete veces más delgadas que un cabello humano. Estas permanecen más tiempo en suspensión y tienen mayor capacidad de penetrar los tejidos respiratorios, alcanzar el torrente sanguíneo y distribuirse por el cuerpo.
Los posibles efectos incluyen inflamación pulmonar crónica, riesgo de cáncer y exposición a sustancias químicas tóxicas como bisfenoles, ftalatos y PFAS, presentes en muchos plásticos y con impactos comprobados en la salud.