Aunque son amenazadas por la pérdida de hábitat, las ardillas rojas son altamente resistentes al cambio climático y no se ven directamente afectadas por este fenómeno, reveló una reciente investigación de la Universidad de Bournemouth (BU) y el Proyecto Ardilla de Wight.
La investigación, dirigida por la bióloga conservacionista de la BU Alyson Buchanan, utilizó modelos climáticos para comprobar cómo se comportaría la especie en distintos escenarios de calentamiento. El equipo analizó los factores que podrían afectar al suministro de alimentos y al hábitat, incluidos los cambios en las precipitaciones y la temperatura.
"Vemos que las poblaciones de ardillas rojas no se ven directamente afectadas por los patrones climáticos actuales en los modelos", afirmó la especialista. En su lugar, son más afectadas por otras amenazas, como la pérdida de hábitat, la competencia de la ardilla gris invasora y las enfermedades.
Esto es especialmente relevante en el Reino Unido, donde las ardillas grises introducidas desde Estados Unidos han desplazado casi por completo a sus parientes de pelo rojo en la mayoría de las zonas. La isla de Wight sigue siendo uno de sus pocos reductos gracias a su aislamiento, que mantiene alejadas a las ardillas grises.
Las ardillas rojas no son las únicas especies con capacidad de adaptación. Los peces payaso, famosos por la película de Pixar 'Buscando a Nemo', han sorprendido a los científicos con una táctica de supervivencia poco habitual.
Un estudio publicado a principios de este año descubrió que esta especie puede adelgazar durante las olas de calor marinas, reduciendo sus necesidades energéticas y aumentando sus posibilidades de supervivencia cuando escasean los alimentos y el oxígeno. Es la misma táctica que utilizan las iguanas marinas durante los fenómenos de El Niño, que traen aguas cálidas a su hábitat natural en las islas Galápagos.