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Manuel Silva

Fiel creyente de que las empresas juegan un rol clave para el desarrollo del país. Apasionado por la innovación y el emprendimiento social. Desarrollo y articulo iniciativas de impacto social para el cierre de brechas.

Diez años de los ODS: entre avances y brechas persistentes
13 Oct 2025 | 10:17 h

Diez años de los ODS: entre avances y brechas persistentes

¿Una década de progreso o de promesas? Es inevitable hacerse esta pregunta al revisar los avances de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la agenda más ambiciosa, universal y transversal que ha propuesto la comunidad internacional. Desde su lanzamiento en 2015 por la ONU, los ODS marcaron un giro profundo respecto a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (200-2015): pasamos de una agenda centrada en reducir la pobreza, mejorar la salud y ampliar el acceso a la educación, a una hoja de ruta más inclusiva, con metas específicas, medibles y exigentes, que exige la participación de gobiernos, empresas, sociedad civil y ciudadanía.

El pasado 25 de septiembre se cumplieron diez años de esta agenda, y el balance global es preocupante. Solo el 18% de las metas están encaminadas a cumplirse, mientras que casi la mitad avanzan con lentitud y un 17% han retrocedido respecto a 2015. Más de 800 millones de personas siguen en pobreza extrema, apenas 1.5 puntos porcentuales menos que hace una década. Y en el frente ambiental, 2024 fue el año más caluroso registrado, superando el umbral crítico de 1.5°C. El mundo está mejor informado, pero no necesariamente mejor gobernado.

En este contexto, Perú muestra un panorama mixto. El país ocupa el puesto 65 entre 167 naciones que siguen la agenda de los ODS, con cerca del 40% de sus metas encaminadas o cumplidas. Hay avances en educación e inclusión social, pero también retrocesos graves: la pobreza supera el 30%, y la infraestructura en escuelas y hospitales públicos sigue siendo precaria. La desigualdad y la informalidad laboral continúan siendo barreras estructurales que frenan el desarrollo sostenible.

A cinco años del plazo final, el balance exige más que voluntad política. Requiere datos actualizados, coordinación intersectorial, y una ciudadanía empoderada que exija rendición de cuentas. Los ODS son una promesa ética de no dejar a nadie atrás, y para cumplirla, el país necesita liderazgos claros, capaces de escuchar y representar a todas las voces, especialmente las que históricamente han sido excluidas.