En un mundo cada vez más conectado, el espectro radioeléctrico debe ser entendido como el vehículo para conectar a las personas, digitalizar economías y transformar sociedades. En cada llamada telefónica, consulta de tareas escolares en internet o venta que realiza un emprendedor mediante redes, el espectro está presente para asegurar nuestra conectividad diaria y brindarnos oportunidades de desarrollo.
Han transcurrido 12 años desde que el Estado peruano asignó las primeras bandas 4G, y actualmente hay más de 76 mil centros poblados con 4G. Sin embargo, hoy necesitamos un carril más rápido para atender las crecientes necesidades de conectividad de los peruanos: el tráfico de datos móviles creció 72% en los últimos dos años y diversos sectores económicos apuestan por la digitalización para mejorar su productividad.
La masificación del 5G representa una oportunidad única para transformar industrias y mejorar la calidad de vida de millones de personas. Tecnologías como la telemedicina, la gestión de riesgo inteligente y el control logístico en la minería dependen de esta nueva generación de redes.
Lo cierto es que la región ya ha avanzado en la asignación de bandas 5G: Brasil, Chile, Colombia, Argentina, Uruguay, México e incluso Venezuela este año. En Perú, el MTC decidió, de manera acertada, implementar un mecanismo especial de asignación que permitirá ponerlo a disposición en un plazo mucho menor que el de una licitación.
Estamos confiados en que la asignación del espectro 5G pueda concretarse en el corto plazo, pero será clave que se otorgue bajo condiciones razonables para garantizar el éxito del proceso. Esto permitirá enfocar las inversiones en el despliegue de la nueva red, considerando que la tecnología 5G involucra costos significativamente mayores que las tecnologías anteriores, ya que requiere una mayor densidad de antenas.
A ello se suma que, contrario al crecimiento de la demanda, los ingresos operativos del sector apenas han crecido un 1.4%, por lo que necesitamos políticas que viabilicen la modernización de las redes de manera sostenible. Los precios del espectro se vienen reduciendo a nivel internacional, y esperemos que Perú no sea la excepción considerando el contexto económico del país.
Otro gran reto es emprender una transformación profunda en las reglas de renovación de las licencias de espectro, para que brinden mayor predictibilidad y promuevan inversiones. Brasil ha seguido ese camino, incorporando la renovación automática en las licencias 5G. Ello, sumado al pago del espectro con obligaciones de hacer razonables, les ha permitido masificar el 5G. El último año, Brasil subió 33 posiciones en el ranking de velocidad de Ookla, situándose en el puesto 6 a nivel mundial. Perú puede emprender el mismo camino.
Apostar por más espectro, en condiciones razonables, y promover la sostenibilidad del sector es una inversión en el desarrollo de nuestro país. El Perú tiene la oportunidad de avanzar en esta transformación digital. Con voluntad de ambos lados, sector público y privado, podemos cerrar brechas, democratizar el acceso y asegurar que nadie quede atrás en esta nueva era digital.