El mundo libra una batalla para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, entre ellos el dióxido de carbono (CO2). Si no se logra disminuir un 20% las emisiones de estos gases antes del 2030, la temperatura del planeta se elevará 1.5°C. Ante este panorama, las ballenas cumplen un rol muy importante.
Según un estudio publicado en la revista Science Advance, este tipo de cetáceos pueden vivir un promedio de 70 años y durante todo ese tiempo capturan carbono en sus cuerpos. De este modo, cuando mueren su cuerpo cae al fondo marino, manteniendo el CO2 dentro de ellos. A esto se le conoce como ‘carbono azul’. Además, conforme el Fondo Monetario Internacional (FMI), cada ejemplar puede almacenar 33 toneladas de dióxido de carbono en su cuerpo aproximadamente.
De acuerdo con el estudio, las ballenas también contribuyen a generar más fitoplancton a través de su orina. La importancia del fitoplancton es que ayudan a producir oxígeno y absorben enormes toneladas de oxígeno, alrededor de 37 mil millones de toneladas.
Sin embargo, la población de cetáceos se encuentra amenazada debido a su pesca legal e ilegal. Países como Japón, Noruega e Islandia mantienen actualmente la caza de ballenas con fines comerciales.
Debido a la importancia de estos animales en la lucha contra la emisión de dióxido de carbono, se debe prohibir su cacería. El FMI asegura que si se permitiera que la población de ballenas se incremente un 1% (Se estima que hay 1 millón de ballenas en el mundo) se podría absorber cientos de millones de toneladas de CO2 adicionales al año. Lo que es equivalente a la aparición repentina de 2 mil millones de árboles maduros”.