Los páramos y bosques montanos del país abarcan 82 mil hectáreas entre las zonas de Piura y Cajamarca. Se ubican a una altura de 3000 a 4500 m.s.n.m. y allí se forman la cuenca de los ríos Quiroz, Piura, Huancabamba y Chinchipe que surten de agua a regiones de Piura y Lambayeque.
Además, su suelo almacena agua que luego será regulada y distribuida, de forma natural. Esto último dependerá de su cobertura vegetal. Protegen el suelo de las partes altas de las cuencas, reduciendo el riesgo de erosión por lluvias extremas. Regulan la velocidad de deslizamiento del agua, disminuyendo su fuerza durante la ocurrencia de huaicos e inundaciones.
Alberga especies animales como el oso andino (Tremarctos ornatus) y el tapir de altura (Tapirus pinchaque).
En esta zona se ubican las áreas de conservación de Cachiaco, San Pablo, Samanga, Tapal, Huaricancha, Chicuate-Chinguelas (Piura), Sallique, San Felipe y Tabaconas (Cajamarca). Así como las Áreas de Conservación Regional Bosques El Chaupe, Cunía y Chinchiquilla, así como Páramos y Bosques Montanos de Jaén y Tabaconas.
La importancia de los páramos no solo beneficia a los territorios peruanos, sino también al ecosistema ecuatoriano.
La bióloga Katty Carrillo, representante de Naturaleza y Cultura Internacional, señala que la zona de bosques montanos y páramos de Piura y Cajamarca limita con el corredor de conservación Sangay Podocarpus, ubicado en el sur de Ecuador.
Esta conexión asegura el libre desplazamiento de especies emblemáticas y amenazadas, como el tapir andino y el oso de anteojos, que habitan estos ecosistemas.