Al menos 60 personas perdieron la vida a consecuencia de las lluvias torrenciales e inundaciones que azotan, desde hace varios días, al estado de Rio Grande do Sul, al sur de Brasil. La catástrofe climática también provocó que casi 70.000 personas quedaran damnificadas tras abandonar sus viviendas, sumamente afectadas por el fenómeno.
Asimismo, las autoridades informaron que se contabilizan por lo menos 67 personas desaparecidas, así como 32.640 que han tenido que mudarse a las casas de familiares y amigos y otras 9.581 que lo han hecho a refugios públicos. Hasta ahora, fueron rescatadas más de 8.000 personas, algunas de las cuales tuvieron que subirse a los tejados de sus residencias para ser evacuadas por helicóptero.
En su último boletín, las autoridades del “gigante de Sudamérica” señalaron que las inundaciones afectan ya a medio millón de habitantes de la región sureña, donde se trabaja contrarreloj para rescatar a las personas en riesgo.
Además, se espera que el caudal del río Guaíba, en cuya orilla se encuentra la capital regional de Porto Alegre, se mantenga en niveles muy elevados durante los próximos cinco a diez días, lo que pone en peligro a miles de personas, pese a que el ritmo de su subida haya disminuido en las últimas horas.
"El río va a continuar con esa subida más lenta hasta estabilizarse en breve, pero aún va a permanecer con agua elevada; no va a volver tan pronto a la normalidad", declaró en redes sociales el gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite.