Economía
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Cambio Climático
Soy un ciudadano que está convencido que desde donde estemos podemos ser grandes agentes de cambio, en mi caso apuesto por un desarrollo económico que sea respetuoso con el ambiente, con nuestra diversidad cultural y en el que todas y todos prosperemos en igualdad.
¿Quién, en algún momento de su vida —sea niño, joven o adulto— no ha tenido contacto con un árbol? ¿Quién no ha jugado a su alrededor, descansado bajo su sombra o probado el dulzor de sus frutos?
Pero, ¿somos realmente conscientes del papel vital que desempeñan los árboles, y como incrementarlos y mantenerlos?
Los árboles nos brindan servicios ecosistémicos es decir beneficios directos e indirectos que hacen posible una buena calidad de vida. En el plano económico, nos proveen madera, leña, fibras, plantas y sustancias medicinales, además de frutos, semillas, nueces y resinas. En el plano ambiental, capturan y almacenan carbono (mitigando el cambio climático), producen oxígeno, regulan la temperatura y la humedad, previenen la erosión y estabilizan los suelos, regulan el ciclo del agua, reducen el riesgo de inundaciones adaptándonos al cambio climático y generan hábitats para innumerables especies de flora y fauna.
En el Perú, solo algunos distritos de Lima Metropolitana y unas pocas ciudades capitales de departamento cuentan con inventarios o censos de su arbolado urbano. En Lima, se estima que existe apenas 1 árbol por cada 31 personas, una cifra muy por debajo de la recomendación internacional de al menos 1 árbol por cada 3 habitantes. Ciudades como Arequipa, Trujillo y Chiclayo enfrentan déficits igualmente críticos.
¿Cómo revertir esta situación? El primer paso es conocer para gestionar: elaborar inventarios de árboles que permitan tomar decisiones basadas en evidencia. Esto requiere aprovechar la innovación digital —imágenes satelitales, drones, sistemas de información geográfica— y enriquecer el análisis con muestras representativas si es que no se puede cubrir todo el territorio de una ciudad. Las alianzas estratégicas con universidades, colectivos ciudadanos y organizaciones ambientales pueden acelerar y abaratar este proceso. Lo esencial es combinar voluntad política, innovación técnica y movilización comunitaria.
El segundo paso es planificar el incremento, mantenimiento y reposición del arbolado urbano. Esto implica seleccionar especies nativas o adaptadas al clima local, considerando su tamaño futuro, requerimientos de agua, resistencia a plagas y compatibilidad con el entorno, evitando las interferencias con las vías, redes eléctricas, de agua y saneamiento.
Como parte del proceso de planificación se deben definir las áreas donde se intervendrá, implementando diferentes estrategias como el desarrollo de bosques urbanos, parques de diferente tipo para proteger zonas en riesgo que pueden ser ocupadas informalmente como fajas ribereñas, quebradas, huacas, ecosistemas urbanos, entre otros Priorizando la conectividad para garantizar el flujo ecológico y la optimización de servicios ecosistémicos; incluye zonas naturales, rurales y urbanas. Asimismo, es importante, sobre todo en ciudades costeras, definir la fuente de agua, y contar con planes de mantenimiento que incluya riego, poda, control de plagas y enfermedades, y seguimiento del crecimiento de los árboles.
La participación ciudadana es clave. Involucrar a las comunidades en la plantación y cuidado de los árboles genera sentido de pertenencia. Una estrategia eficaz es promover especies que además de sombra y belleza aporten beneficios económicos o alimentarios, como los frutales.
Este esfuerzo debe complementarse con el desarrollo y aprobación de un marco normativo sólido, que reconozca los inventarios y planes como instrumentos oficiales de gestión municipal, regule la tala y poda severa, establezca sanciones para quienes incumplan las disposiciones, y promueva mecanismos de participación vecinal.
Los árboles son más que paisaje: son protectores silenciosos de nuestra salud física y mental, de nuestra cultura y de nuestro futuro. Comprometernos con su cuidado y multiplicación es invertir en el bienestar de las actuales y futuras generaciones.