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Inteligencia Artificial impulsa agricultura en desierto de AtacamaBusca regenerar suelos en uno de los lugares más áridos del planeta
28 Nov 2025 | 12:00 h

Inteligencia Artificial impulsa agricultura en desierto de Atacama

Un proyecto basado en Inteligencia Artificial busca regenerar los suelos marchitos del conocido desierto de Atacama, uno de los lugar más árido, seco y hostil del planeta, y que además fue contaminado por la actividad minera.

En la actualidad, mediante inteligencia artificial y biotecnología, agricultores y equipos científicos están devolviendo vida a terrenos degradados. El trabajo se centra en transformar sustratos áridos y metalíferos en superficies capaces de sostener cultivos básicos en zonas rurales.

La iniciativa abre nuevas posibilidades para comunidades que dependen de la agricultura de subsistencia y para ecosistemas que sufrieron un deterioro prolongado.

El programa utiliza sensores, drones y modelos predictivos que analizan las condiciones del suelo y el clima con frecuencia diaria. Con estos datos, se determina el momento adecuado para intervenir zonas afectadas por metales como cobre, plomo y arsénico.

A partir de esa información, se introducen microalgas especialmente seleccionadas para tolerar altas sales y absorber contaminantes. Mientras limpian el terreno, también generan biomasa que luego se aprovecha como fertilizante natural.

Estas prácticas permiten recuperar la estructura del suelo, mejorar su capacidad de retención hídrica y promover microorganismos beneficiosos que favorecen el crecimiento vegetal.

Las temperaturas extremas, la radiación solar intensa y la escasez crónica de agua dificultan el avance de cualquier proyecto agrícola en el Atacama. En amplias zonas, el calor supera los 40 °C y la humedad ambiental rara vez alcanza niveles favorables.

La contaminación histórica representa otro obstáculo para las comunidades locales, que además enfrentan la necesidad de capacitarse en nuevas tecnologías. La brecha digital es una limitación importante para productores de pequeña escala.

Pese a ello, la combinación de innovación, asistencia técnica y estrategias comunitarias está logrando avances que hace una década parecían imposibles.

Las primeras parcelas recuperadas muestran mejoras notables en la fertilidad y en la presencia de microorganismos que fijan nutrientes esenciales. Esto se traduce en un aumento significativo del rendimiento de cultivos adaptados a zonas áridas.

La regeneración del suelo también contribuye a disminuir la erosión del viento, un fenómeno que se intensifica en áreas degradadas y amenaza la estabilidad de ecosistemas vecinos. Al mismo tiempo, las familias agrícolas suman nuevas fuentes de ingreso con derivados de la biomasa.

De continuar este ritmo, miles de hectáreas actualmente improductivas podrían convertirse en espacios fértiles con un impacto ecológico directo.

El Atacama se caracteriza por una sequedad extrema, con precipitaciones anuales que en algunos sectores no superan 1 mm. La humedad relativa es baja y la radiación solar es una de las más altas del planeta.