Amarumayu y la sostenibilidad en medio de la Amazonía loretanaLa región de Loreto, como la Amazonía, sigue enfrentando problemas estructurales: carreteras inexistentes, acceso limitado a servicios básicos, pobreza persistente y presiones de actividades ilegales sobre la Amazonía, como la tala y la minería ilegal. Es en este contexto que iniciativas privadas de sostenibilidad intentan generar alternativas reales que impulsen desarrollo para quienes históricamente han sido relegados.
A 45 minutos por lancha río adentro, en el caserío Allpahuayo Mishana, a orillas del río Nanay, se encuentra un ejemplo palpable de cómo los negocios pueden integrarse con la conservación ambiental y la vida de las comunidades amazónicas. Allí, el Grupo Aje, a través de su empresa Amarumayu, desarrolla un modelo de negocio que vincula la producción de superfrutos con la preservación del bosque y la mejora de las condiciones económicas de los pobladores.
“Estamos en la comunidad de Mishana, que da nombre a esta preciosa área natural protegida del Estado, el Panguayo Mishana. Da mucho placer estar acá con los hermanos de las comunidades”, afirma Alberto Suárez, gerente de Sostenibilidad de Aje. La comunidad provee aguaje, guasahí y amurahui, frutos que Amarumayu convierte en pulpa para sus bebidas.
Amarumayu es una empresa del Grupo Aje dedicada a la elaboración de bebidas a partir de frutas y zumos de frutas. Según Suárez, su misión va más allá de la producción. En sus propias palabras, se trata de “ser responsable de la generación y sostenibilidad de las cadenas de valor de frutos amazónicos en la Amazonía peruana, vinculadas a actividades de bionegocio”.
De la misma manera, el director global de comunicaciones y sostenibilidad del Grupo AJE, Jorge López-Dóriga, recalca los objetivos detrás del negocio. “(La empresa) apoya la conservación de la biodiversidad a través de los productos de su marca Amayu y asume un compromiso de responsabilidad social con la investigación de la biodiversidad, el bienestar del ciudadano, la aplicación de buenas prácticas ambientales y la difusión de la mejor imagen del Perú hacia el mundo”, sostiene.
Los frutos amazónicos son considerados “superfrutos” por su densidad nutricional y su papel ecológico. De eso sabe muy bien Suárez quien además es biólogo de profesión. “Estas palmeras son tan inteligentes que fabrican frutos llenos de vitaminas, aminoácidos y antioxidantes fantásticos, que los reconocen también los animales… más de 250 vertebrados se alimentan de ellos, desde loros y monos hasta peces y roedores, que a su vez dispersan las semillas”, explica simplificando ilustrativamente el detalle científico.
El modelo de Amarumayu recoge esta lección biológica, y por ello combina producción y sostenibilidad. El esquema de negocio genera, en primer lugar, ingresos directos a las comunidades, entregados en efectivo y sin intermediarios, lo que contribuye a reducir la vulnerabilidad frente a actividades ilegales y a mejorar la seguridad alimentaria familiar. “Este bionegocio permite a las comunidades tener ingresos estables durante todo el año”, señala Suárez.
A pesar de estas oportunidades, la vida en Mishana y otros caseríos loretanos sigue marcada por el aislamiento. Loreto tiene un tamaño equivalente a Alemania o Paraguay, pero sin carreteras; los ríos son la principal vía de comunicación y transporte. La falta de infraestructura limita la educación, la salud y el acceso a mercados, por lo que cualquier ingreso estable, aunque pequeño, marca una diferencia significativa. A pesar de todo ello, la iniciativa de Amarumayu crea oportunidades para quienes, sin esta participación, seguirían aislados del mercado.
Como parte de su estrategia de sostenibilidad, Amarumayu organiza, junto con el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), concursos anuales de subidores de aguaje. En dicha competencia participan hombres y mujeres del caserío que trabajan en la recolección sostenible de frutos.“Lo que más nos entusiasma es que ahora también participan mujeres, algo que hace cinco o seis años no ocurría”, comenta Suárez.
En la edición de este año, existieron “récords mundiales”, según los comentarios de los espectadores. En la categoría de varones, quien ganó el primer puesto subiendo y bajando las palmeras de más de 5 metros, redujo el podio de la edición del 2024 que lo hizo en 35 segundos.
Según los miembros del jurado, estas actividades refuerzan la educación ambiental y la valoración de los recursos locales que, de otro modo, podrían depender únicamente de ingresos ilegales, además de nada sostenibles.
La Fundación Aje complementa estas acciones mediante programas educativos y sociales dirigidos a niños y jóvenes. “La fundación motiva y empodera a aquellos niños y jóvenes que quieren hacer las cosas bien pero no tienen oportunidades”, explica Suárez. Esto, en un contexto donde la pobreza y la falta de servicios básicos limitan la movilidad social, abren alternativas viables y sostenibles, reconocidas por los miembros de la comunidad.
“Ahora ganamos nuestra platita”, dice una joven de nombre Ishu, que también participó del certamen, aunque no ganó.
“Se puede conservar la tierra y proteger a la Madre Tierra mientras tienen ingresos, evitando que caigan en industrias ilegales como la minería, la coca o la tala selectiva de madera”, afirma convencido Suárez.
Según el máximo representante en materia de sostenibilidad del Grupo AJE, el impacto de la empresa va más allá del beneficio económico, ya que pretende contribuir a la conservación del bosque amazónico y al desarrollo de prácticas sostenibles.
Los planes de Amarumayu no quedan ahí. López-Doriga comentaba a República Sostenible que, con los productos están creando al mismo tiempo la demanda internacional y también local y nacional para el consumo de bebidas de superfrutas amazónicas.
“Cuanto más se vendan nuestros productos, más fruta compramos, más pulpa necesitamos y más bosque conservamos. La ecuación es perfecta”, concluye López-Doriga.
Amarumayu muestran que los modelos de bionegocio sostenible pueden convertirse en una herramienta clave para el desarrollo de la Amazonía peruana, uniendo conservación, economía y comunidad en una región que lo necesita con urgencia.