Conservación de taricayas: alianza público-privada protege la Amazonía loretanaLa Amazonía peruana enfrenta retos como combatir la deforestación, la contaminación de ríos, el tráfico ilegal de flora y fauna silvestre en peligros de extinción. En medio de estas dificultades, un programa de conservación de taricayas, tortugas amazónicas amenazadas, demuestra que la colaboración entre iniciativa privada, gobiernos locales, instituciones educativas y aliados internacionales puede marcar la diferencia.
En el caserío Allphuayo Mishana y en otros puntos de la región, areneros instalados en escuelas y parques permiten que los propios habitantes cuiden los huevos de taricaya hasta el desove. Posteriormente, a finales de noviembre, las crías son trasladadas cada año en caravanas hasta las orillas del río Nanay para su liberación. Todo esto es un proceso que incrementa las posibilidades de supervivencia de la especie y sensibiliza a la comunidad sobre la importancia de conservar su entorno natural.
La iniciativa ha sido posible gracias a un enfoque de gobernanza multinivel y multiactor. Según una representante de la Municipalidad Provincial de Maynas, “(se está) logrando una gobernanza multinivel y multiactor, porque tenemos acá a instituciones aliadas valiosas, pero sobre todo porque tenemos a la empresa privada, el Grupo AJE, y el respaldo de la Embajada del Reino Unido. Es un honor impulsar este programa que nos permite conservar una especie tan valiosa de los medios acuáticos”.
Lo dicho resume técnicamente lo que significa este ritual anual. El programa involucra a universidades, ONG, programas de ecoturismo y empresas privadas, los cuales han confluido en un modelo de cooperación que busca no solo preservar la biodiversidad, sino también educar y empoderar a las nuevas generaciones.
“Para nosotros es fundamental impulsar oportunidades sostenibles para las comunidades y preservar la naturaleza. Este alianzo entre sector privado, municipalidad y colegios protege no solo la biodiversidad, sino también la cultura y la paz educativa. Es algo inolvidable.” Afirmó a República Sostenible el embajador del Reino Unido en Perú, Gavin Cook, quien participó en la liberación de las crías recién nacidas y destacó la relevancia del trabajo conjunto.
Asimismo, sobre la participación de los colegios, el embajador afirmó que “la creación de areneros dentro de los colegios educa a las generaciones futuras sobre la importancia de conservar los ecosistemas y tomar acciones concretas para restaurar la naturaleza que está bajo amenazas graves. La inclusión de los colegios es fundamental.”
No obstante, no es ajeno a la acción privada. “Estamos en el séptimo año de esta iniciativa, y las taricayas están llegando a la edad de madurez sexual. Esto es posible gracias al compromiso de empresas como AJE, que invierten año tras año, generando responsabilidad en las comunidades para las generaciones futuras”
Las taricayas enfrentan múltiples amenazas en la región: caza furtiva, contaminación de ríos y pérdida de playas de desove por la deforestación. Sin intervenciones humanas, su reproducción y supervivencia se verían gravemente comprometidas. En ese sentido, el programa busca revertir estas amenazas mediante educación, protección de huevos y liberación controlada de crías, integrando a la comunidad en todas las etapas.
“Este programa permite que las nuevas generaciones conozcan y respeten estas especies, creando conciencia ambiental y un compromiso directo con la conservación”, explicó la representante municipal de Maynas.
Más allá de proteger a las taricayas, la iniciativa genera efectos colaterales positivos ya que según el director global de comunicaciones y sostenibilidad de Grupo AJE, Jorge López-Dóriga, este trabajo fortalece la cooperación entre instituciones públicas y privadas, empodera a las comunidades locales y crea hábitos de conservación también desde la infancia.
En un contexto como Loreto, donde el aislamiento y la pobreza limitan oportunidades, estas alianzas representan un modelo de sostenibilidad replicable en otras zonas de la Amazonía peruana, sugiere López-Dóriga.