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Australia convierte residuos en bioplásticos compostablesAustralia convierte residuos en bioplásticos compostables
18 Dic 2025 | 11:00 h

Australia convierte residuos en bioplásticos compostables

Investigadores de Australia han desarrollado un proceso capaz de convertir el plástico en alimentos para microorganismos, abriendo la puerta a nuevas formas de reutilización dentro de ciclos biológicos y ofreciendo un modelo replicable a nivel global.

El Bioplastics Innovation Hub (BIH), lanzado en septiembre de 2024, lidera este proyecto pionero. La iniciativa combina la investigación de la Murdoch University, el CSIRO y socios de la industria, con el objetivo de desarrollar bioplásticos totalmente compostables a partir de residuos orgánicos y plásticos.

El sistema utiliza microorganismos autóctonos capaces de metabolizar residuos de carbono presentes en restos de alimentos y plásticos. Estos microbios producen PHA (polihidroxialcanoatos), un tipo de bioplástico biodegradable que, al finalizar su ciclo de vida, se degrada completamente sin generar residuos tóxicos.

El Gobierno australiano ha iniciado reformas para mejorar la recuperación de envases plásticos y fomentar la economía circular. Las propuestas incluyen fortalecer la reciclabilidad, exigir contenido reciclado en los envases, y carificar el etiquetado para consumidores.

Estas acciones se alinean con la misión Ending Plastic Waste del CSIRO, que pretende reducir el 80 % de los residuos plásticos para 2030, en consonancia con el tratado global de la ONU sobre contaminación por plásticos.

El desarrollo de bioplásticos a partir de residuos plásticos y orgánicos ofrece una solución tangible para reducir la dependencia de combustibles fósiles y proteger ecosistemas. Al convertir el plástico en alimentos para microorganismos, se cierra un ciclo donde los residuos generan valor, se degradan sin riesgo y contribuyen a la restauración ambiental.

Australia se posiciona como un referente en innovación ambiental, demostrando que la combinación de ciencia y política pública puede ofrecer alternativas reales a problemas históricos. Este enfoque podría replicarse internacionalmente, marcando un antes y un después en la gestión de plásticos y promoviendo un sistema más sostenible a largo plazo.