Una ciudad inteligente (smart city) es aquella que brinda servicios de calidad al ciudadano a través del uso de tecnologías de la información y la comunicación. De manera general, este tipo de ciudades emplean software, interfaces de usuario y herramientas como el Internet de las cosas o la inteligencia artificial con el objetivo de ofrecer soluciones, en tiempo real, a distintas necesidades de los usuarios.
Para que un espacio urbano se considere una smart city debe contar con ciertas características, como por ejemplo: planificación urbana sostenible, tecnologías aplicadas al campo de la salud y la educación, gestión inteligente de residuos sólidos, transporte público eficiente e intercambio fluido de datos.
En el caso del Perú, ninguna municipalidad reúne, a la fecha, las características necesarias para ser considerada una ciudad inteligente. Según Carlos Huamán, economista digital y socio fundador de DN Consultores, “existe un índice global de ciudades inteligentes donde lamentablemente –debemos decirlo– no aparece ninguna ciudad de Perú”.
Por lo tanto, ante ese escenario poco favorable, es de suma importancia que las autoridades locales y regionales comprendan cómo a partir del uso de tecnología inteligente se pueden resolver una serie de problemas vinculados al espacio urbano. Al respecto, cabe destacar que las smart cities tienen la capacidad de recolectar y analizar información –a gran volumen y velocidad– que podría emplearse en la prevención de múltiples situaciones de riesgo como hechos delictivos o accidentes de tránsito.
De otro lado, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su publicación “La ruta hacia las smart cities: Migrando de una gestión tradicional a la ciudad inteligente”, precisa que “el concepto de Ciudad Inteligente parte de la perspectiva de que la tecnología es un factor indispensable para que las ciudades acompañen el ritmo de transformación de la sociedad y cumplan con las expectativas y necesidades de la población”.
Por lo menos así lo han comprendido las autoridades de ciudades como Medellín (Colombia), Sao Paulo (Brasil) o Santiago de Chile (Chile), donde la tecnología digital es uno de los principales aliados en la gestión eficaz y sostenible de sus respectivos territorios. De hecho, como indica el BID, “en la infraestructura urbana optimizada con tecnología de punta, el nivel de servicios ofrecidos a la población mejora considerablemente, con economía de recursos financieros y humanos; más eficiencia, más seguridad, más movilidad, más automatización y más agilidad”.
En conclusión, para poder afrontar el crecimiento demográfico de las ciudades, tanto a nivel local como global, es necesario el despliegue de infraestructura de telecomunicaciones de última generación que posibilite el tránsito de un modelo de gestión tradicional a un modelo de gestión inteligente, donde se optimice el uso de los recursos y se mejoren los servicios brindados a la ciudadanía.
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