El despliegue de nueva infraestructura destinada a las tecnologías de la información y la comunicación genera múltiples beneficios –para diversos sectores– dentro de un país. Por ejemplo, amplifica el acceso a Internet, estimula el comercio electrónico y promueve la creación de ciudades inteligentes. En síntesis, con una mayor infraestructura de telecomunicaciones se multiplican las posibilidades de desarrollo.
Para Miguel Di Campo, gerente de Asuntos Públicos y Sustentabilidad de American Tower, “toda inversión –en general– produce un impacto positivo en la economía; por lo tanto, al incrementar la inversión en infraestructura de telecomunicaciones se brindan las condiciones necesarias para dinamizar los intercambios económicos y, a la vez, fomentar una mejor calidad de vida para la población”.
En ese contexto, es importante señalar que actualmente existe un déficit de infraestructura de telecomunicaciones en el país. Según el informe denominado “Condiciones necesarias para acelerar la expansión de la infraestructura de telecomunicación”, elaborado por DN Consultores, en el Perú –por cada millón de habitantes– se cuenta con 1,084 estaciones base o antenas 4G para el servicio móvil; mientras que, en Chile, a pesar de ser un país con una población menor, existen 1,507 estaciones base o antenas 4G por cada millón de habitantes.
Por otro lado, de acuerdo a un informe elaborado por el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel), se estima que el Perú –al año 2025– debe contar con 60,771 estaciones bases celulares (o antenas) para poder atender el incremento de tráfico de los servicios de Internet móvil e Internet fijo inalámbrico. En el mencionado reporte, además, se señala que las regiones con mayor brecha de infraestructura móvil son Ica, Lambayeque, Ucayali, Arequipa y La Libertad.
Frente a estos datos, Virginia Nakagawa, abogada y socia fundadora de Nakagawa Consultores Regulatorios, señala que “se debe reconocer que al país le falta infraestructura: llámese antenas, torres o fibra óptica. En el Perú, es necesario comprender que la transformación digital significa acortar varias brechas. Una de ellas tiene que ver con la conectividad; es decir, desplegar la infraestructura necesaria –a nivel nacional– que permita que todos los peruanos estemos conectados”.
En ese sentido, una alternativa para promover la digitalización del país y, de forma simultánea, disminuir la brecha digital tiene que ver con la compartición de infraestructura. Esto, por cierto, implica múltiples beneficios en términos económicos y de sostenibilidad. De acuerdo al reporte “Nuevas dinámicas de la gestión de infraestructura de telecomunicaciones en América Latina”, comisionado por American Tower, la compartición vuelve más eficientes a los mercados, además de reducir la huella de carbono a través del ahorro de materiales, energía y emisiones de las redes.
Por último, es importante señalar que sin conectividad no es posible emprender la transformación digital del país. Por ello, la “Agenda Digital para el Perú 2021-2026”, elaborada por Apoyo Consultoría, señala que “el marco normativo del sector debe facilitar: el despliegue y uso de infraestructura de telecomunicaciones, la asignación y uso del espectro radioeléctrico, y la renovación de concesiones de telecomunicaciones”. Bajo esas condiciones, se podrá establecer el clima necesario para aprovechar los diversos beneficios que se desprenden de la digitalización del país.
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