A causa del aislamiento social, establecido a partir de la pandemia, muchos sectores –vinculados al ámbito público y privado– tuvieron que digitalizar sus distintos procesos para poder continuar con sus actividades de rutina. Principalmente, el sector salud tuvo que reorganizarse de inmediato e impulsar el uso de la telemedicina como una forma segura y efectiva para evaluar cualquier caso médico.
Según el Ministerio de Salud (Minsa), la telemedicina abarca un conjunto de servicios como la teleconsulta o el telemonitoreo. En ambos casos, dichos procedimientos se refieren a la comunicación a distancia –desarrollada entre un paciente y un profesional de la salud– a través de las tecnologías de la información y la comunicación.
La teleconsulta tiene como propósito la obtención de un diagnóstico (de forma remota) con su respectivo tratamiento. Por su parte, el telemonitoreo busca brindar un acompañamiento (a distancia) a los pacientes que tienen enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, cáncer u otros.
Durante el 2020, en el periodo más álgido de la pandemia, se registraron 14’013,689 atenciones a través del servicio de telemedicina. Una cifra importante que permitió la disminución de los contagios por la COVID-19. No obstante, debido a la falta de conectividad, no toda la población tuvo acceso a este tipo de servicios.
En ese sentido, Miguel Di Campo, gerente de Asuntos Públicos y Sustentabilidad de American Tower, explicó que “para que se pueda brindar un buen servicio de telemedicina, es imprescindible ampliar la infraestructura de telecomunicaciones con el fin de garantizar –por lo menos– una conexión 4G en las zonas más alejadas del país”.
Añadió, además, que es fundamental el trabajo articulado entre el gobierno central y las autoridades locales a fin de que la conectividad llegue con mayor celeridad a las zonas rurales y así poder contar con el servicio de telemedicina. “Es importante seguir promoviendo mecanismos de incentivos al despliegue de infraestructura en zonas rurales como el canon por cobertura que promueve el MTC y avanzar en licitaciones de espectro pendientes con condiciones adecuadas y parámetros distintos a los que se aplican en las zonas urbanas”, resaltó Di Campo.
Al respecto, Ana Quintanilla, gerente de Regulación de Telefónica del Perú, manifestó que “existen varios ejemplos del impacto de la tecnología en la atención sanitaria como las consultas virtuales, los aplicativos para el desarrollo de campañas preventivas o las historias clínicas digitales”.
En síntesis, la infraestructura de telecomunicaciones, además de brindar una mejor conectividad, permite que los habitantes de zonas alejadas accedan –de forma remota– a profesionales de la salud con una formación especializada, lo cual significa la mejora de la gestión sanitaria a nivel nacional.
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