Científicos y especialistas de todo el mundo han quedado sorprendido por el embarazo de una raya, sin la ayuda de un macho de su especie, en el Aquarium & Shark Lab de la ciudad de Henderson, en Carolina del Norte, Estados Unidos.
Es el caso de Charlotte, que ha generado varias teorías, como la inseminación por parte de un tiburón y hasta la denominada partenogénesis, una condición muy rara, pero que ya se ha presentado en los ejemplares de otras especies, como como aves, reptiles y peces, aunque no en mamíferos.
El cuerpo de Charlotte empezó a crecer de forma inusual a fines de noviembre pasado. En ese entonces, sus cuidadores temieron que fuese un tumor: "El bulto empezó a crecer y a crecer, y pensamos que podía ser un cáncer", contó Kinsley Boyette, directora adjunta del acuario.
Sin embargo, la ecografía reveló que en su interior tenía huevos. La posibilidad de reproducirse sin la contribución genética de un macho es considerada una rareza para la ciencia, pero en los últimos años. La partenogénesis ocurre cuando pequeñas células llamadas "cuerpos polares", que se forman al mismo tiempo que los óvulos, pero que normalmente se desintegran. En estos casos se fusionan con los óvulos, aportando el material genético necesario para que surja un embrión viable.
No obstante, la National Geographic, reportó que Charlotte tiene marcas de mordeduras, "signos comunes que dejan los tiburones durante el apareamiento", lo que es un indicativo de que la raya pudo ser fecundada por uno de los escualos con los que comparte su acuario. Sin embargo, especialistas señalaron que ambas especies no coinciden anatómicamente y que su ADN es incompatible para producir descendencia.