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26 Jun 2025 | 16:45 h
El tiempo frente a pantallas puede tener efectos positivos o negativos en los niños pequeños. Depende de dos factores: el contenido que consumen y el acompañamiento de los adultos. Mientras que ciertas aplicaciones y programas educativos fomentan el aprendizaje, el uso excesivo o sin supervisión está vinculado a problemas físicos, emocionales y cognitivos.
Una de las primeras consecuencias del exceso de pantallas es la fatiga visual. Los niños pueden experimentar sequedad ocular, parpadeo constante y dificultad para enfocar. A largo plazo, aumenta la probabilidad de miopía temprana debido al esfuerzo prolongado de mirar de cerca.
El sedentarismo es otro efecto importante. Permanecer sentado durante mucho tiempo reduce el gasto energético, lo que incrementa el riesgo de obesidad y afecta el desarrollo muscular y cardiovascular. Por eso se recomienda:
La exposición prolongada a contenidos digitales también afecta el cerebro infantil. Estudios muestran que los niños que pasan muchas horas frente a pantallas tienen patrones diferentes de activación en la corteza prefrontal, una región clave para la toma de decisiones y el autocontrol. Esto puede generar:
Además, cuando las pantallas sustituyen el juego libre y las conversaciones cara a cara, el desarrollo del lenguaje se ralentiza. Los niños necesitan interacciones reales para aprender a expresarse y comprender el mundo.
El acceso sin restricciones a plataformas digitales expone a los niños a contenidos inapropiados para su edad, ya sea de violencia, imágenes sexualizadas, publicidad persuasiva o juegos que fomentan la adicción. Este material puede:
No todo el tiempo de pantalla es negativo. Cuando los cuidadores participan activamente, comentan lo que ocurre en la pantalla y guían la experiencia, los niños desarrollan mejores habilidades cognitivas y sociales. Este acompañamiento convierte el consumo pasivo en aprendizaje activo.
El contenido educativo de calidad también puede mejorar la memoria de trabajo, la atención y la capacidad de aprendizaje. Algunas investigaciones muestran que los niños que usan aplicaciones diseñadas específicamente para su edad presentan avances en el desarrollo del lenguaje y otras habilidades cognitivas.
Para un uso responsable, entidades como la Academia Americana de Pediatría y la Organización Mundial de la Salud proponen: