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31 Jul 2025 | 17:24 h
La trata de personas es un delito que se mueve con impunidad entre las sombras y en nuestras narices, que genera a las organizaciones criminales ganancias ilícitas a nivel global de unos 236 mil millones de dólares al año de acuerdo al informe Profits and Poverty de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), publicado en marzo del 2024, donde se indica que el trabajo forzado en la economía privada —que incluye la trata de personas y la explotación sexual— es la fuente de esas astronómicas ganancias criminales.
Para ponernos en contexto, estas mafias mueven casi tanto dinero como una de las empresas más grandes del planeta: Apple, que en su último año fiscal reportó ingresos por alrededor de US $400 mil millones.
La trata de personas se ubica apenas detrás del tráfico de drogas, que mueve entre US $426 y 652 mil millones, y por encima del tráfico de armas, estimada en unos US $95 mil millones anuales. Es decir, que la explotación de personas es mucho más lucrativa para los criminales que vender armas, y casi tan rentable como inundar el mundo de drogas.
De acuerdo al Informe Mundial sobre Trata de Personas 2024 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el delito (UNODC), “la trata de niños y niñas y con fines de trabajo forzoso, así como la criminalidad forzada, están aumentando a medida que la pobreza, los conflictos y el cambio climático dejan a más personas vulnerables a la explotación”.
El documento registra un aumento del 25% en el número de víctimas de trata detectadas en el mundo en 2022, en comparación con cifras anteriores a la pandemia de 2019. Entre 2019 y 2022, el número de víctimas detectadas en el mundo por trata con fines de trabajo forzoso aumentó un 47%.
En nuestro país, la trata de personas es una máquina criminal que moviliza nada menos que 1300 millones de dólares al año, según el informe publicado en diciembre de 2025 “Indicadores para entender las economías ilegales en el Perú” de la Universidad Pacífico, que revela el terrible panorama para las niñas y mujeres, sus mayores víctimas. Este delito figura como la segunda economía ilegal en el país, seguido por el narcotráfico, que moviliza 1134 millones.
Allí también se revela que, según datos de las denuncias registradas, el 86% de las víctimas son mujeres y, de ellas, un tercio son menores de edad. Pero hay algo más en contra: estas denuncias representan un mínimo porcentaje ya que ir contra estos grupos criminales es muy complicado.
La información recabada también indica que en la mayoría de los casos captan a las víctimas para explotarlas sexual y laboralmente. Además, si bien las denunciantes suelen no conocer al tratante, se revela que 2 de cada 10 fueron retenidas por una persona conocida o familiar.
La trata de personas, reitera el informe de la Universidad del Pacífico, involucra un conjunto de actividades asociadas a la explotación laboral (esclavitud y prácticas análogas, trabajo infantil o trabajo forzoso), sexual o tráfico de órganos. Como actividad tiene diversas fases: captación, traslado, acogida, recepción y explotación. Se diferencia del tráfico de personas porque la trata implica coacción, engaño, secuestro o fraude y se lleva a cabo con fines de explotación, sin tener en cuenta el consentimiento de la víctima. El elemento de explotación vincula a la trata de personas con otros delitos y con poblaciones vulnerables como niñas, niños y adolescentes.
El Perú, a pesar de haber condenado a más tratantes y mejorado la capacitación de los funcionarios de justicia, se mantiene en el llamado Nivel 2 de la clasificación del informe sobre la Trata de Personas (TIP) del Gobierno de los Estados Unidos emitido el año 2024, donde se detalla que nuestro país no cumple con los estándares internacionales para erradicarla. El reporte destaca que la corrupción y la complicidad de autoridades son una "gran preocupación", porque impiden acciones contundentes de las fuerzas del orden.
El informe muestra cierto aumento en la actividad judicial, pero el panorama es complejo. Durante 2023, los fiscales especializados abrieron 1275 nuevas investigaciones por presunta trata, un aumento significativo frente a las 813 de 2022. De estas, 590 fueron por trata sexual y 519 por trata laboral. Los tribunales, por su parte, condenaron a 143 acusados por trata y delitos conexos, con lo que superan las 89 condenas del año anterior.
Las principales víctimas de la trata sexual son mujeres y niñas peruanas, pero suman, colombianas, bolivianas y venezolanas, captadas a través de redes sociales con falsas ofertas de empleo o relaciones sentimentales engañosas. Son llevadas a zonas remotas de minería y tala ilegal, donde quedan a merced de las redes criminales.
El trabajo forzoso también es otra cara de esta moneda, pues afecta a adultos y niños en sectores como la minería de oro, la tala, agricultura, fabricación de ladrillos y el servicio doméstico. Los métodos de sometimiento incluyen el engaño, la coerción por deudas, el aislamiento, la retención de salarios y la violencia física.
Además, señala que poblaciones de comunidades indígenas, las personas LGBTQI+ (especialmente personas transgénero) y los migrantes venezolanos son particularmente vulnerables. También, revela que grupos criminales transnacionales como el "Tren de Aragua" han intensificado su accionar, para explotar a mujeres y niños venezolanos en redes de trata sexual en Lima para financiar sus actividades ilícitas.
El Ministerio Público reportó 942 denuncias entre enero y junio de 2025, de acuerdo a la ONG Capital Humano y Social (CHS), con 1229 víctimas identificadas. Pero, la mayoría de casos no recibe sentencias mientras que las mafias criminales siguen operando con impunidad.
Detalla también que de acuerdo a lo señalado en el documento: La Política Nacional frente a la Trata de Personas y sus formas de Explotación al 2030, la incidencia de este delito se debe principalmente a tres factores:
A ello, añaden que hay fenómenos globales que impactan en la trata de personas, como el aumento significativo del crimen organizado, así como de la migración en nuestro país.
La finalidad delictiva del tratante es la explotación de la víctima e implica la violación de sus derechos humanos, indica ONG Capital Humano y Social (CHS). Esta explotación puede incluir las siguientes formas:
Para que se presente el delito no es necesario que se concrete la finalidad del tratante, basta con que haya realizado alguna de las conductas y que se pueda comprobar la pretendida finalidad.
Si bien el informe del gobierno norteamericano sobre trata de personas diagnostica lo que ocurre con el delito de trata de personas en el país, también propone una hoja de ruta clara y urgente para que el Estado peruano avance de manera efectiva:
La lucha contra la trata de personas en el Perú exige más que buenas intenciones. Requiere voluntad política decidida, un presupuesto adecuado y una política de tolerancia cero hacia la corrupción. Solo así el Estado podrá empezar a saldar la enorme deuda que tiene con miles de las víctimas invisibles de estos criminales que trafican con vidas humanas.