
En las últimas dos décadas, el mercado inmobiliario limeño ha experimentado una transformación marcada por nuevas prioridades y estilos de vida. El acceso a información digital, los cambios en la estructura familiar y la búsqueda de practicidad han redefinido el perfil del comprador, alejándolo del modelo tradicional y acercándolo a decisiones más rápidas, informadas y centradas en la experiencia personal.
Más del 66% que buscan comprar un departamento en Lima son solteros, según un estudio interno de Albamar. Esta data confirma que a diferencia de hace 20 años, el comprador actual es joven, independiente y busca una vivienda alineada a su estilo de vida.
“Hoy, el comprador limeño evalúa su inversión desde múltiples ángulos: analiza la ubicación, proyecta la valorización del inmueble y prioriza desarrollos que optimicen su estilo de vida y sus recursos”, afirma Diego Arrascue, Gerente de Marketing de Albamar Grupo Inmobiliario.
El estudio también revela que el 61% de los compradores no tiene hijos y el 43% tiene entre 25 a 35 años, lo que evidencia un cambio significativo frente al perfil tradicional. A diferencia de décadas anteriores, hoy predomina un consumidor joven, sin cargas familiares, que busca independencia y proyecta retorno en su inversión.
La ubicación ha ganado protagonismo, sobre todo entre los compradores jóvenes que priorizan su tiempo y calidad de vida. Actualmente, el 53% considera la ubicación como un criterio clave, por encima de aspectos como la distribución o los acabados.
“El comprador busca optimizar su día a día, vivir cerca del trabajo, de servicios y de vías conectadas. Esa conveniencia urbana se ha vuelto un criterio central para tomar una decisión al elegir la ubicación de su próxima vivienda”, señala el ejecutivo.
Además, los limeños han transformado la forma de comprar. Antes, adquirir un departamento podría tomar aproximadamente un año, con múltiples visitas presenciales y decisiones influenciadas por la familia. Hoy, el 30% toma la decisión en tan solo tres meses, y un 57% lo hace en menos de seis meses.
“La rapidez con la que se toma la decisión hoy es proporcional al nivel de información disponible. El comprador llega informado, compara de manera online, y espera respuestas inmediatas. Eso nos obliga a ser ágiles, transparentes y relevantes desde el primer contacto”, concluye Arrascue.
El perfil del comprador inmobiliario en Lima ha cambiado, y la industria debe evolucionar con él. Ya no se trata solo de ofrecer metros cuadrados, sino de comprender cómo vive, decide y proyecta su inversión el consumidor actual. Esto implica repensar no solo el diseño, sino también la accesibilidad financiera, la experiencia de compra, la sostenibilidad y el valor a largo plazo.
En ese sentido, una propuesta que responde a estas nuevas demandas lo tiene Albamar: proyectos ubicados, funcionales, eficientes y respaldados con una experiencia de 20 años en el sector.
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