Día del Maestro: Hilario Díaz Peña, el profesor que sabe dejar huella en sus alumnos de la Amazonía

Día del Maestro: Hilario Díaz Peña, el profesor que sabe dejar huella en sus alumnos de la Amazonía

05 Jul 2025 | 6:46 h

Cuando era pequeño y vivía en la comunidad Bora de Brillo Nuevo, cerca de las aguas cristalinas del río Ampiyacu, en Loreto, Hilario Díaz Peña recuerda una vez que en la escuela le enseñaron una canción sobre un gato que juega con el hilo. Estaba en castellano y no la entendía, el idioma y las palabras le eran ajenos, hasta que un buen maestro se la enseñó en bora, su lengua materna. “Ahí me quedó grabada en la mente de por vida”, recuerda

Ese momento marcaría su vida. “Si me enseñaban primero en mi idioma y después en castellano, habría entendido todo de inmediato”, reflexiona. Desde entonces, se repetía: Quiero ser profesor, quiero que todos los niños de mi pueblo aprendan en su propia lengua y no solo en castellano, quiero enseñarles a estar orgullosos de lo suyo y jamás lo olviden”.

En el Día del Maestro, queremos honrar a través de esta historia a miles de profesores como Hilario, uno de los cerca de 430 mil docentes de instituciones públicas de primaria y secundaria que hay en el Perú, dejando todo por sus alumnos, y enseñándoles no solo conocimientos, sino a amar a su tierra donde quiera que se encuentren.

Del servicio militar al aula intercultural

Hoy Hilario tiene 24 años como docente y es uno de los maestros de la Escuela Victoria Gracia 65325 EIB (Educación Intercultural Bilingüe) en Yarinacocha, Pucallpa. Enseña a unos 50 escolares de sexto grado en la institución educativa que acoge a más de 600 alumnos.

Hilario Díaz Peña en la Escuela Victoria Gracia 65325 EIB (Educación Intercultural Bilingüe) en Pucallpa.

Su camino no fue fácil. Tras terminar el colegio, ingresó al servicio militar en la Fuerza Aérea. Al concluir, se trasladó a Pucallpa, donde conoce a su esposa, Nélida Luz Romaina Rodríguez, actual directora de la IE Inicial N.º 296-B CC. NN Callería- Bajo, rio Ucayali, quien es natural del pueblo shipibo.

Ese amor abrió las puertas a una cultura nueva, pero, además, reactivó el sueño infantil: decidió estudiar la carrera y cumplir el sueño de convertirse en maestro. Inició sus labores de docente EIB en comunidades shipibas, donde ya entendía el idioma. “Era triple trabajo: enseñar en su lengua, en castellano y seguir aprendiendo yo mismo”, confiesa.

Maestro de muchas lenguas

El esfuerzo dio frutos. Su buena disposición y facilidad para aprender y comprender otros idiomas y culturas, hicieron de su camino un norte. Además del bora y el shipibo, Hilario ha ido aprendiendo asháninca, yaminawa y amahuaca. Ha recorrido escuelas de dichas comunidades, donde ha ampliado sus conocimientos de estas culturas, ha comprendido sus saberes ancestrales y ha salido adelante en el desafío de enseñar a niños y niñas de aquellos lugares. “Cada lengua es una llave para el corazón de los alumnos. Si los niños se sienten comprendidos, aprenden más y mejor”, explica Hilario.

“En las escuelas, sí o sí la lengua materna es indispensable para entendemos y enseñar mucho mejor. El profesor EIB está preparado para ello, para que entiendan bien los conceptos en su idioma y en castellano. Así, el niño sale de clases más lúcido y contento. Te dice gracias profesor, ahora entiendo bien. Esa sonrisa del estudiante al recibir nuevos conocimientos es un regalo para mí porque mejora su autoestima, su buen ánimo, y lo compartirá en su casa, con sus amigos. Ese niño o niña valora más su lengua materna, no la dejará de lado jamás”, cuenta Hilario desde Yarinacocha (Pucallpa), recién llegado de la escuela.

El profesor Hilario Díaz destaca la importancia de enseñar a los alumnos en su lengua materna.

El primer día de clases en la escuela EIB de Yarinacocha, les preguntó en castellano a los chicos quiénes son shipibos y solo uno levanta la mano. “Profesor, yo soy de Patria Nueva, me dijo. ¡Qué lindo!, yo conozco Patria Nueva. Ahí he comido mi pescado asado con mi masato y mi sandía. Y toditos me miran, ¡Tú eres de acá!, me responden emocionados y así capté su atención”.

Al día siguiente, los vuelve a sorprender hablándoles en su idioma. “Pregunté: ¿Quiénes son shipibos? Todos levantaron sus manos. Al hablarles en su lengua materna, primero te ganas al estudiante, les das sentido de pertenencia junto al profesor y eso los hace felices, y van a su casa y le hablan a su mamá y a su abuelita en su idioma, y hacen reír a la abuelita, que cree que su lengua materna se está extinguiendo. Les cuento cómo aprendí la lengua shipiba y sus costumbres, eso los motiva a seguir hablando en shipibo y cuando les toca el castellano le ponen mucho más empeño. Para mí es un triunfo”, añade Hilario.

Educación con pertenencia

Este año, aunque suele trabajar con niños de primer y segundo grado, fue convocado por la dirección del colegio para encargarse del sexto grado. El motivo: su forma de involucrar a los padres en el proceso educativo y porque había chicos que urgían de un refuerzo. Gracias a su iniciativa, los estudiantes y sus familias están más vinculados a comunicarse en la lengua materna y ello se refleja en sus estudios. Han preparado una canción y una poesía para el Día del Maestro en shipibo y castellano. Trabajo con los más tímidos para que puedan soltarse y hablar en clase. “Una mamé me dice, profesor creía que mi hijito no iba a hablar nunca y ahora ya se comunica. ¿Dime si eso no reconforta? Todos salimos ganando”, comenta Hilario con orgullo.

Unicef: una alianza por la educación intercultural

Hilario forma parte de una generación de maestros que se benefició del impulso de la Educación Intercultural Bilingüe (EIB), una política pública construida por el Estado con el apoyo clave de Unicef desde inicios de los 2000. El organismo internacional trabaja en el Perú desde hace 75 años. En un país con más de 50 pueblos indígenas y 47 lenguas originarias, garantizar una educación en la lengua materna es fundamental para el aprendizaje y el desarrollo con identidad.

Entre 2004 y 2014, la organización acompañó al Ministerio de Educación en la formación continua de docentes EIB, crearon módulos y redes pedagógicas adaptadas a los contextos culturales y lingüísticos. Así, de forma paralela, entre 2010 y 2017, se trabajó con más de 6 mil docentes en regiones con alta población indígena como Amazonas, Apurímac, Ayacucho, Cusco y Ucayali, para fortalecer capacidades en enfoque intercultural, manejo de lenguas y género. También se promovió el acceso de jóvenes indígenas a becas para convertirse en maestros EIB.

La formación continua de docentes EIB es clave para fortalecer capacidades en enfoque intercultural, manejo de lenguas y género.

Uno de esos jóvenes docentes era Hilario Díaz Peña, quien recuerda agradecido aquellos días en que Unicef impulsó todo ello además de una política editorial intercultural, cambiando los textos escolares que mostraban playas y ciudades por imágenes y contenidos más cercanos a la vida rural y amazónica. Junto con maestros, sabios indígenas y lingüistas se elaboraron libros, cuentos y material bilingüe en quechua, aimara, asháninca y awajún, que fueron validados en las escuelas.

Además, la organización apoyó la creación de instancias clave como la Dirección General de EIB (DIGEIBIR) y el Consejo Amazónico (CONEAM), así como el primer Censo Nacional de EIB (2007), que permitió identificar a más de 800 mil estudiantes indígenas que asistían a escuelas interculturales.

Gracias a este trabajo, el presupuesto para la EIB se incrementó en 900% entre 2009 y 2017, permitiendo así la expansión de materiales, formación de docentes y el nacimiento de experiencias como las Escuelas Amigas EIB, que integran salud, nutrición y otros aprendizajes.

Gracias al presupuesto para la EIB se logró ampliar materiales, capacitar docentes y crear iniciativas como las Escuelas Amigas EIB.

Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe

Unicef apoyó la formulación y aprobación de la Política Sectorial de Educación Intercultural y Educación Intercultural Bilingüe (2016) y el Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe al 2021. Esto importantes instrumentos de política pública fueron aprobados tras un proceso de consulta previa que, por primera vez, incluyó a niñas y niños indígenas. Gracias a esta incidencia, el presupuesto para EIB creció un 900% (de 4.5 a 38 millones de dólares entre 2009 y 2017), y se logró financiar la expansión de materiales y acompañamiento pedagógico.

Para Carmen López, exoficial de educación de Unicef, el trabajo en territorio dejó un legado que sigue vigente: “Muchos de los modelos y materiales que hoy usamos en la EIB nacieron en esos años de esfuerzo conjunto. Ese legado hay que defenderlo”.

Hilario Díaz Peña, como ocurre con maestros de todo el Perú, se levanta cada mañana con las mismas ganas del primer día. Va en busca de transmitir a niños y jóvenes sus conocimientos, su amor por la vida, por su lugar de origen, por su idioma nativo y por su país. Sabe que cada niño y niña son una oportunidad para construir un mejor ciudadano y una mejor persona. Sabe que, en cada uno de ellos, el maestro tiene la difícil misión de dejar huella. Y lo hace con todo el corazón. 

CIFRAS IMPORTANTES

(Fuente: Minedu)

  • Estudiantes y docentes EIB: se atiende a 1 millón 203,921 estudiantes de 26,449 instituciones educativas EIB a través del trabajo de 102,594 docentes y 2076 promotores PRONOEI.
  • Producción de materiales en lenguas originarias: se han elaborado 410 títulos de material educativo en 42 lenguas originarias. Para el año 2026, ya se trabaja en la producción de 537 título.
  • Inversión 2025 en EIB: el Minedu ha destinado S/12´315,652 al fortalecimiento de las lenguas originarias.
  • Capacitación docente y evaluación: más de 3800 docentes capacitados en transformación de escuelas, 41,523 evaluados en 2024, y 90,000 ya inscritos para 2025.