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Pueblos indígenas
13 Oct 2025 | 16:49 h
Cada 11 de octubre se celebra el Día Internacional de la Niña, establecido por las Naciones Unidas en 2011 con el fin de destacar los desafíos que enfrentan las niñas y adolescentes en todo el mundo. Esta fecha tiene como objetivo asegurar sus derechos, fomentar su empoderamiento y garantizar que puedan alcanzar todo su potencial.
En el Perú, la situación sigue marcada por barreras estructurales. Las niñas y adolescentes dedican más tiempo al trabajo doméstico no remunerado que los varones —una hora y media frente a poco más de una hora—, según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2024 (ENUT). Esta brecha se amplía los fines de semana y limita su tiempo para estudiar o descansar.
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A ello se suma el embarazo adolescente: el 22,6% de las adolescentes interrumpieron sus estudios debido a la maternidad o a uniones tempranas, alcanzando el 30% en regiones como Ucayali, Loreto y Huancavelica. En paralelo, el INEI advierte que el 12,6% de las adolescentes entre 15 y 19 años han estado embarazadas en algún momento. Estas cifras reflejan un panorama que obstaculiza su autonomía y desarrollo.
La ENDES 2023 muestra que el 8,5% de las niñas y adolescentes peruanas entre 12 y 19 años vive en unión, y el 77% de esos casos corresponde a mujeres. Entre 2013 y 2022, el RENIEC registró más de 4.300 matrimonios infantiles, el 98% entre niñas y hombres adultos.
Estas uniones no solo limitan la educación y los proyectos de vida, sino que también incrementan el riesgo de violencia. El 49,8% de adolescentes entre 15 y 19 años ha sufrido agresiones físicas o psicológicas por parte de su pareja. La violencia sexual, además, sigue siendo una realidad alarmante: el 45,9% de adolescentes reportó haber sido víctima de violencia psicológica, física o sexual en su entorno escolar o familiar, y el 15,2% sufrió su primer episodio antes de los 12 años.
La ENARES 2024 evidencia una preocupante tolerancia social hacia la violencia. El 75,7% de la población adulta justifica algún tipo de violencia contra la mujer, y más de la mitad de los encuestados (56,5%) aún justifica la violación sexual. Departamentos como Junín, Ayacucho, Huancavelica, Ucayali y Amazonas presentan las tasas más altas de normalización de estos actos.
La desigualdad también se refleja en el acceso a la educación y la salud sexual. El uso de métodos anticonceptivos entre adolescentes de 15 a 19 años cayó de 31,9% a 26,8% entre 2017 y 2021. Aunque ha mostrado una leve recuperación, la pandemia afectó gravemente la continuidad de los servicios de salud y educación sexual integral.
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En el ámbito educativo, la brecha entre zonas rurales y urbanas se mantiene. En las áreas rurales, el abandono escolar adolescente alcanza el 7,4%, frente al 4,2% en las zonas urbanas. Además, solo el 29% de los estudiantes en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) son mujeres, lo que refleja los estereotipos de género que aún limitan su participación en campos estratégicos para el desarrollo.
Estas cifras —presentadas por UNICEF— muestran una realidad que interpela a toda la sociedad: familias, escuelas, comunidades e instituciones. El reto no solo está en crear leyes o programas, sino en cambiar actitudes, eliminar estigmas y abrir más oportunidades para que las niñas puedan crecer sin miedo y construir su propio camino.
El Día de la Niña nos recuerda que cada acción cuenta: escuchar sus voces, proteger sus derechos y garantizarles un entorno donde puedan soñar, aprender y liderar es una tarea que involucra a todos.