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10 Jul 2025 | 10:48 h
Disfrutar de un ambiente libre, el aire suave por las mejillas y las áreas verdes que armonizan el paisaje; no tiene precio. Más cuando son los pequeños quienes disfrutan de estas experiencias en sus primeros años de vida.
Bien lo dice la Organización de las Naciones Unidas (ONU), “los espacios verdes son un recurso indispensable para lograr una salud sostenible en las zonas urbanas”. En tal sentido, un estudio de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaing, publicado en la revista Children, Youth and Environments, analizó la relación entre los entornos naturales y el desarrollo intelectual y cognitivo de los niños.
Los primeros resultados arrojan que el contacto regular con la naturaleza, impulsa el crecimiento social y emocional de los niños. Ambos aspectos son sumamente importantes para el desarrollo cognitivo.
La investigación determinó que los principales beneficios detectados en los niños, antes de cumplir los dos años, son:
Así, todos los estudios que involucren el entorno inmediato como árboles, areneros o zonas de juegos, facilitan la interacción sensorial como el juego y la socialización. Además, contar con espacios fuera de casa, fomenta la convivencia familiar y la conversación. Estos factores son igual de importantes para el desarrollo de habilidades cognitivas y emocionales.
Cabe resaltar que el estudio no solo se centró en las características del entorno, sino también en el ambiente familiar. Los primeros resultados indican que tener zonas verdes alrededor del hogar se relaciona con menores niveles de caos doméstico.
Por ende, un hogar con menos ruido, desorganización o falta de rutinas favorece la función ejecutiva y el bienestar emocional tanto de los niños como de los padres.
Liderado por la investigadora postdoctoral Samantha Iwinski, el proyecto contó con la participación de 435 familias del oeste de Estados Unidos. Dentro de sus datos sociodemográficos, se incluyó a personas que habitan desde departamentos hasta casas rurales.
Todo esto refleja la necesidad de considerar el entorno y las dinámicas familiares de manera conjunta para evaluar el bienestar infantil. Por último, la investigadora destacó la importancia de ejecutar políticas públicas que respeten los espacios naturales y asegurar que estos se encuentren atractivos y bien cuidados.