Factores como acceso limitado a servicios de salud reproductiva y educación perpetúan desigualdades.

UNFPA destapa una brecha de fecundidad en Perú: mujeres atrapadas por la desigualdad

14 Jul 2025 | 12:28 h

El nuevo informe Estado Mundial de la Población 2025, lanzado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), plantea una realidad contundente: millones de personas en el mundo no tienen el número de hijos que desearían, no por falta de interés, sino por barreras estructurales que limitan su capacidad de decidir.

Según una encuesta global realizada por el UNFPA y YouGov en 14 países, 1 de cada 5 personas considera que alcanzar el número de hijos deseado sería imposible por factores como el costo de vida, la inseguridad laboral, la falta de servicios de cuidado infantil y la presión social.

En palabras de la directora ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem: "La verdadera crisis de fecundidad no radica en tener menos hijos, sino en que muchas personas no pueden tener los que desearían. No es falta de deseo, sino falta de opciones".

La contradicción de la fecundidad en Perú

En ese contexto, el Perú se enfrenta a una paradoja demográfica que merece atención urgente: la marcada diferencia en las tasas de fecundidad entre las zonas urbanas y rurales. Mientras que el país, al 2025, supera los 34 millones de habitantes, la composición de su crecimiento futuro se ve desafiada por tendencias reproductivas divergentes.

Según el UNFPA, si bien el promedio nacional de hijos por mujer se sitúa en 1.9, por debajo del nivel de reemplazo generacional (2.1), es decir, la cantidad de hijos por mujer necesaria para que una población se mantenga sin crecer ni decrecer, esta cifra oculta una profunda desigualdad.

Disparidad entre áreas urbanas versus rurales

En las áreas urbanas, la tasa de fecundidad es de apenas 1.7 hijos por mujer, lo que está generando un envejecimiento poblacional significativo y una potencial escasez de fuerza laboral en el futuro. Por otro lado, en las zonas rurales, esta cifra asciende a 2.7 hijos por mujer.

Esta disparidad es un reflejo de realidades socioeconómicas y de acceso a información y servicios. En las ciudades, factores como la mayor participación femenina en el mercado laboral, el acceso a la educación superior y la planificación familiar influyen en la decisión de no concebir hijos.

En contraste, en las zonas rurales, persisten barreras como la falta de acceso a métodos anticonceptivos modernos, información inadecuada sobre salud sexual y reproductiva, y roles de género tradicionales, que limitan la autonomía de las mujeres sobre sus cuerpos y decisiones reproductivas.

Los desafíos detrás de las cifras

Esta brecha en la fecundidad, marcada por realidades socioeconómicas y de acceso, acarrea múltiples problemas con consecuencias directas en el desarrollo del país:

  • Envejecimiento urbano y carga social: El descenso de la natalidad en las ciudades acelera el envejecimiento de la población, lo que genera una mayor presión sobre los sistemas de pensiones y salud y una eventual disminución de la población económicamente activa.
  • Vulnerabilidad rural: Las altas tasas de natalidad en zonas rurales, frecuentemente asociadas a embarazos adolescentes y no planificados, intensifican la pobreza y restringen severamente las oportunidades educativas y de desarrollo para mujeres y niñas, perpetuando ciclos de vulnerabilidad. Hoy, el 13.9% de los nacimientos en el Perú son de madres adolescentes, cifra que se agrava en el ámbito rural.
  • Derechos reproductivos limitados: La persistencia de barreras de acceso a servicios e información de salud sexual y reproductiva, especialmente en comunidades indígenas y áreas remotas, atenta contra el derecho de las personas a decidir libremente sobre el número y espaciamiento de sus hijos.

Soluciones propuestas para un futuro sostenible

Para abordar esta compleja realidad, es fundamental adoptar un enfoque integral que priorice los derechos, la autonomía y la capacidad de decisión de las personas sobre su propio cuerpo y futuro:

  • Garantizar el acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva: Esto incluye el suministro de métodos anticonceptivos modernos, asesoramiento y educación sexual integral, especialmente para adolescentes y jóvenes, adaptado a las diversas realidades culturales y geográficas del país.
  • Fortalecer la educación y oportunidades para mujeres y niñas: La educación es una herramienta clave para empoderar a las mujeres y permitirles tomar decisiones informadas sobre su vida reproductiva y profesional. Reducir las brechas de género en la educación y el mercado laboral contribuirá a equilibrar las tasas de fecundidad.
  • Políticas públicas diferenciadas: Es crucial diseñar estrategias que reconozcan las particularidades urbanas y rurales. En las ciudades, se deben promover medidas de conciliación familiar y laboral. En contraste, en zonas rurales, la prioridad debe ser el acceso a servicios de salud y educación para garantizar embarazos planificados y maternidades seguras.
  • Inversión en desarrollo rural: Abordar las causas profundas de la pobreza y la falta de oportunidades en las zonas rurales contribuirá a que las decisiones reproductivas sean libres y basadas en el acceso a información y recursos.

El Estado Mundial de la Población 2025 es una oportunidad para repensar nuestras prioridades como sociedad. En el Perú, detrás de cada número hay una historia. Garantizar que todas las personas, sin importar dónde vivan o cuál sea su situación económica, puedan decidir si quieren ser madres o padres, cuándo hacerlo y cuántos hijos tener, es fundamental para construir un país más justo y con más oportunidades.

Que estas decisiones no estén condicionadas por situaciones económicas, la precariedad laboral, la falta de acceso a servicios, información o apoyo debe ser un compromiso colectivo.